No me mires con esos ojos tuyos
Embajadores del cielo en la tierra
Que se me coagulan las palabras en la boca
Y en el lienzo en blanco del silencio
Sólo escucho los colores terribles de tus pasos
No te dirijas a mi con esa boca tuya
Tu lengua de hierro al rojo empuja frases al vacío
Y tus manos que se agitan cuando me hablas
Bailan al compás inaudible del metrónomo del universo
No te me acerques con esa muerte tuya
Que te brilla en la frente como una medalla
Niño que esconde cadáveres en el patio
_____________________________Compadre del holocausto
Desearte la muerte
_________________Es poco
Desearte el infierno
_________________Es poco
Tengo mejores planes para tu alma:
¡Yo te sentencio al olvido!
Pues una se queda muda al leer esto.
ResponderEliminarSe visualiza muy bien al asesino y al que lo odia.
Sentenciar a alguien al olvido es doloroso, siempre he pensado que es un castigo de esos sutiles y eficientes como el que más.
No me siento capaz de juzgar a nadie ni a tu texto tampoco, pero si que te felicito.
Un abrazo.
El olvido con su indiferencia, es más categórico que cualquier acción tendiente a sobrellevar un espíritu de venganza y deseo. Porque aquel, lo recodará toda su existencia.
ResponderEliminarUn saludo!