miércoles, 2 de noviembre de 2011

Culpa de escribir

        Una hoja en blanco teje polvo sobre la mesa. M tiene un texto en mente, mas no es capaz de traducirlo en palabras. Juega con un poco de tiempo entre los dedos, se regocija pensando en como caen del reloj las horas, en como rebotan en el suelo, y dejan salir minutos y segundos de sus cabezas abiertas. M silencio. M vacío. M nada.
        Al momento de escribir, si existe el equilibrio, algo debería ocurrir en un lejano rincón del mundo. Un niño le corta un ala a una polilla, una muchacha olvida un rostro, un hombre queda completamente ciego. M, consciente de todo esto, escribe una disculpa a la polilla y se levanta de la silla para mirar por la ventana.

6 comentarios:

  1. Precioso micro relato. Suele suceder, muchas veces tenemos un texto en mente y no lo logramos traducir, pero las palabras surgen mágicas como las hoy nos dejas.

    Gracias por tu visita, me encantó encontrarte y te sigo.

    Hasta pronto.

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  2. A todos nos sucede, a veces cuesta atrapar el hilo de las palabras, las muy bandidas se dispersan.
    Un abrazo Matías.

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  3. será que a veces las musas decían algunos son celosas o medio indisciplinadas y no acuden puntual...

    a veces hace falta tenor
    o humor
    o tiempo

    pero escribir siempre es liberador uno puede quedar desnudo o vulnerable...
    Esa es la capacidad de alguien al escribir : te hace participe de diversas emociones (indistintamente si es realidad o ficción).
    no se...
    me gusta navegar entre textos
    es como en los libros
    acudir al llamado de la imaginación.-

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  4. Infinitamente hermoso, Matías. Tienes la capacidad de conmoverme.

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  5. M. tan sensible...y qué si tarde o temprano el texto hablará, con o sin disculpas.

    Recorde la vez que en una sala de espera de un complejo médico, me puse a llorar porque una madre le gritó a su hija de menos de dos años enfrente de todos que se callara, y creo hasta un golpe le dio. Sentí una compasión grande o impotencia de ver a la mujer con una chancla y un zapato (algo estaba mal con su pie) cargando a un recién nacido, y tratando de arreglar asuntos en el celular....pero la ver la carita de la niña me rompió toda enteresa...y a quién no.

    sorry ya me desahogué,jeje.

    Saludos grandes Matías.

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  6. Llega la palabra y con ella se encienden las luces del otoño.
    Un abrazo

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