lunes, 14 de enero de 2013

Edificio Rakela



Eleranta me ha llamado otra vez          No quiero
saber de ella, pero así están las cosas          Yo
igual contesto          Trabajo de noche, no hago mucho
[Barrer una escalera, cerrar una puerta, esperar]          No es que
no llueva porque es verano          No llueve porque sí no más

En el interior del hotel del Edificio Rakela se escucha el eco de nuestra
conversación          Y eso que hablo bajito, pero igual
Los quince pasajeros (serán dieciséis luego) duermen o ven televisión 
por cable          Yo escucho lo que me dice, y luego digo cosas
No le hablo de literatura, no le gusta          No le hablo
de cine porque tampoco          Le gusta la pintura, pero no sabría qué
decirle          Al final hablamos de un circo que ambos visitamos
cuando niños          Pensamos en la vaga posibilidad de que nos
hayamos visto en aquella carpa colorida (supongo, sino ¿cómo?)
por primera vez          Y nos hayamos enamorado perennemente
Pero no          Yo (ya –como un extraño axioma–)no la amo

La noche está como para llenar el hotel de grullas de origami
O como para escribir microcuentos en los espejos con pasta de
dientes          Mañana tengo que ir a Santiago, le digo          Yo
quiero puro bajarme de Santiago de Chile de una buena vez
No le hago al vértigo ni a la mentalidad de llanura          Yo quiero
puro cortarle pa vomitar tranquilo          Y es que yo creo en el equilibrio
Cuando estoy contento me imagino una jirafa en llamas          Quemándose
lento como un monje a lo bonzo          En un silencio que un muerto nuevo
envidiaría          [Los muertos profesionales saben que no hay tal cosa como
el silencio]          Pero ella no corta, ella no respira entre palabra y palabra
Entre palabra y palabra hace un sonido que si lo viera sería una
mueca          Un gesto entre palabra y palabra          Algo así:

PALABRA[GESTO]PALABRA

No aire, no pulmón cual fuelle, no respira la buena Eleranta
Y es que tiene nombre de barco          Y yo nunca tuve pasta de marinero
Tengo sueño, le digo, y cuando corto es como si estuviera viendo una
película en que una mano –no mi mano, ¿la de ella entonces? ¿la de quién?–
iluminada por una luz cenital que la hace ver atómica/nuclear
se agita disipando una especie de niebla o humo de cigarrillo
Todo esto en blanco y negro          Todo esto en reversa.



San Antonio, enero 2013.

1 comentario:

  1. ¿Pero te dejó decir que tenías sueño?
    El mundo está plagado de Elerantas.

    Mejor hablar aquí, en la intimidad de nuestro blog.

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