lunes, 21 de enero de 2013

Todo lo que es una obra


Otra noche en el edificio Rakela, piensa S, mientras revisa cada habitación para asegurar la ausencia de polizontes abordo -así podría empezar una novela policial, un crimen que sucede en un hotel o un barco, la muerte de un trashumante, y las pistas que encuentra un botones que a la vez es un paria (un inmigrante, un cogotero, un poeta), pistas que lo llevan a enfrentarse al asesino (el jefe del departamento de policía, el capitán del barco o administrador del hotel, o un poeta al que admira desde siempre, ¡desde siempre, qué longo tiempo, qué plazo enorme!), todas piezas de una obra que podría ser lo que se dice Una obra y sin embargo, ésto-. Cuando S entra a la habitación número 8 la televisión está encendida, por lo que procede a apagarla. Al salir de la habitación, un extraño presentimiento le dice que no apagó la tele, o peor, que tal vez la apagó y que cuando atraviese por tercera vez el umbral bajo el número 8, la televisión va a estar inexplicablemente encendida, en un canal aberrante lleno de imágenes terribles que una voz indescriptible presenta lentamente. Tras meditar un poco, se decide a entrar. La televisión está apagada, un escalofrío recorre su espalda mientras cruza el umbral por cuarta vez, tan rápido que ni la literatura podría decir algo más de ésto.


Llolleo, enero 2013.

1 comentario:

  1. Realmente intrigante. Muy bien, no deja espacio para la respiración.
    Al protagonista le pasa como a mi, vuelvo una y otra vez sobre mis pasos para ver si he apagado las luces o cerrado bien el coche, o la puerta de casa.
    Dicen que eso es una enfermedad.
    Cualquiera sabe.

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